En el año 1980, el sevillano Fernando Ruiz Vergara dirige y produce el polémico documental "ROCIO", Primer premio del 1º FESTIVAL DE SEVILLA en ese mismo año.
Este es un documento histórico, recuperado por la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia, que expone breve pero concisamente la penetración y evolución del catolicismo en España, la razón y lógica de la fe mariana, así como la aparición de las imágenes de vírgenes a lo largo y ancho del país para centrarse en la Virgen del Rocío.
Fernando Ruiz Vergara desmonta, en el censurado documental, las bases económicas, de clase y de poder que subyacen en la devoción rociera, alienando a toda una comarca.
Es una desmitificación sobria, fundamentada, comprometida y sugestiva sobre el rito católico de la romería de la Virgen del Rocío, extensible a muchas celebraciones católicas dispersas por el país.
Las premisas de partida son que España no ha sido siempre un país católico, que la historia mariana parte de un homenaje a la mujer y un montaje dominico de la Edad Media (la aparición milagrosa de figuras que fundaron ermitas fue un plan orquestado para, a modo de nodos, generar creencias deslocalizadas en la población no residente en ciudades) aglutinador de la población humilde.

Pero una de las principales acusaciones que muestra este documental es el movimiento económico que la iglesia católica, siempre ayudada por la derecha española, genera a raíz de las romerías. Al tiempo que se exhiben las distinciones de la clase ganadera sobre la agrícola y es utilizada para que esta última rinda devoción, no sólo a la Virgen, sino a su nobleza patriarcal.
La frescura y agilidad del montaje, tanto de audio como de imagen, ayudado por las diferentes calidades de la imagen, así como la iluminación de las tomas (maravillosa la secuencia en que unas monjas desnudan a una Virgen hasta exhibir el tronco que la forma entre claroscuros) consiguen que además de la profundidad del tema técnicamente sea un documental ejemplar.
Esta particular visión de Fernando Ruiz Vergara esta claramente abocada a levantar antipatías en aquellas personas que viven de una forma más personal y religiosa esta fiesta.
Para nada es mi intención que al exponer este documento se confunda el ánimo de informar objetivamente de hechos históricos contrastados, con un ataque a las creencias y costumbres de nadie, ya que un principio fundamental al que toda persona tiene derecho es precisamente la libertad religiosa y de culto.
Tan solo espero que sirva para enriquecer nuestro conocimiento acerca de los orígenes de unas fiestas que son tan populares en nuestro entorno y así ayudarnos a seguir siendo tolerantes, pero con la verdad por delante.