Cuando escuchamos la palabra "solvente", ¿ Que es lo primero que se nos viene a la cabeza? ¿Dinerito en al cuenta corriente?, ¿ y cuando escuchamos la palabra "lider" o "politico" o "gobernante" ? "DINERITO EN LA CUENTA CORRIENTE".
Es preocupante la forma el la que estos dos conceptos evocan la misma imagen en nuestra mente, es un fiel reflejo de sociedad neocapitalista en la que la mayoría de nosotros ya no vivimos, sobrevivimos.
Sin lugar a dudas tenemos unos lideres "económicamente" "solventes", pero si reflexionamos un poco no tardaremos en llegar a la conclusión de que necesitamos urgentemente otra clase de lideres o políticos que sean solventes en otro sentido, por que lideres los ha habido de todas clases y colores a lo largo de la historia.
Las preguntas que deberíamos hacernos es : ¿ Qué clase de lideres nos gustaria tener ? ¿ Hay algo que marca la diferencia entre un buen líder y uno que no lo es ? ¿ Qué significa ser líder ?
Un líder se podría definir como aquella persona que es capaz de influir en otros para conseguir un fin valioso o alguien que motiva a otros para la realización comprometida de una tarea u objetivo.
Esta influencia que ejercen sobre ya sea un solo individuo o una comunidad entera es sobre todo de tipo emocional, el echo de que sea capaz tanto de controlar como de exacerbar las emociones de la multitud es lo que lo convierte en líder de dicha comunidad.
A lo largo de la historia, la humanidad siempre se ha dejado llevar mas por lo emocional que por lo racional, como ha sido evidente en numerosas ocasiones, en las que lideres carismaticos han movido a la acción a millones de personas.
Como ejemplo podemos poner a lideres como Nelson Mandela, Martin Luther King, o Hitler.
Así vemos que en nuestros tiempos en los que se privilegia a la emoción y se ignora la razón por lo que nuestros lideres suelen ser mas emotivistas que racionales.
No es de extrañar que en muchas ocasiones este tipo de lideres que utilizan las emociones para influir en las personas ellos mismos sean víctimas de su propia manera de pensar irracional, convirtiéndose en lideres extremistas, para los que la única forma válida de hacer las cosas es la que encaja con sus ideas y nada más.
Por lo tanto, la clave para que un líder pueda considerarse un buen líder es la capacidad que este tenga para templar sus emociones con la razón, consiguiendo un equilibrio entre ambas.
Como todos sabemos, la razón se nutre del conocimiento así que si queremos lideres que sean capaces de usar su inteligencia y sus emociones de manera que el fin último sea la consecución de metas que beneficien al pueblo, estos deben ser personas que tengan unos conocimientos y cultura tales que les permitan tomar decisiones y caminos de manera razonable.
Es en este punto donde la democracia cojea, pues se puede optar a ser líder político independientemente de los conocimientos necesarios para que dicho cargo de responsabilidad al que optan se desarrolle de forma que la comunidad salga beneficiada.
Consecuencia de esto es el que muchas veces se tenga que acudir a terceros para que los aconsejen, supuestamente, ya que la mayoría de las veces solo están para legitimar decisiones e ideas que ya estaban tomadas de antemano.
Esta es la razón de que necesitemos lideres que sean solventes emocionalmente e intelectualmente, es decir que por una parte sean capaces de ser lo suficientemente emocionales, en el sentido de poder identificarse con las inquietudes de la comunidad y hacerse responsables de la misma y por otro lado que intelectualmente tengan suficientes conocimientos y contenidos disponibles como para actuar razonablemente y de forma prudente.
Así que cuando tengamos que decidir a que lideres seguimos, tengamos en cuenta no solo sus intenciones o su emotividad, también debemos tener muy en cuenta su capacidad intelectual, de razonar y de escuchar las propuestas e ideas de los demás si no queremos que se cumpla el refrán de "cuando un ciego guía a otro ciego los dos caen en el hoyo".